LA CORONA DE ESPINAS


Jesús de Nazaret fue llevado al Pretorio para desempeñar el papel de «juguete para las tropas», costumbre que solía permitirse una vez al año. Allí fue abandonado dentro de un espacio confinado con un batallón de 600 pretorianos, cuerpo de guardia del emperador romano.

Se sabe muy poco de lo que pasó entre aquellas paredes. Los soldados colocaron una tela sobre su espalda, y una corona de espinas sobre su cabeza. "(...) Le golpeaban la cabeza con la caña (...)". Los golpes sobre la corona de espinas harían chocar las espinas contra el cráneo y volverían a salir hacia arriba provocando nuevas heridas.

Estaría hecha a base de ramas de un arbusto espinoso corriente en Judea, el llamado en botánica «azufaifo zizyphus jujuba», (es probable que hubiese reserva de ramos de este arbusto en el pretorio para calentar a la corte romana). Sus espinas son largas y agudas.

Por la abundancia de los coágulos de sangre sobre la nuca, estamos seguros de que el crucificado llevó la corona de espinas a lo largo del camino hacia el lugar del suplicio. De no haber sido así, el patíbulo, durante las caídas, al golpear fuertemente la región occipital, habría determinado allí un empaste uniforme y oscuro y un cúmulo amorfo de coágulos. La corona, en cambio, al actuar de aislante entre la nuca y el patíbulo, ha permitido que los coágulos se mantuvieran tan limpios y nítidos que se pueden contar. Se sabe que fueron 33 heridas en el cuero cabelludo, y como las heridas en esta parte del cuerpo sangran aproximadamente de 10 a 15 ml, dependiendo del sitio, podría estimarse que la sangre derramada por esta causa habría sido de 330 ml.
Contrariamente a la creencia popular, en la cabeza se distinguen heridas que evidencian que le fue encajado un especie de casco de espinas en la cabeza (no una corona), lo que te produjo heridas en la nuca y el consiguiente derramamiento de sangre que aparece claramente en el lienzo en su parte dorsal.

Corona de Espinas

 

Última actualización el Viernes, 22 Marzo 2013 15:19

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